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SEVILLA YA SUEÑA CON TALAVANTE - CRÓNICA DE IGNACIO
DE COSSIO
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Domingo de Resurrección
8 de abril. Primer festejo de abono. Lleno hasta la bandera en
tarde espléndida. Se lidiaron seis toros de Zalduendo desigualmente
presentados, descastados y parados en general a excepción
del segundo de lidia ordinaria de nombre Insulso que resultó
de gran calidad.
Enrique Ponce, de gris plomo y oro. Palmas y silencio
Manuel Jesús El Cid, de grana y oro. Oreja y silencio
Sebastián Castella, de rojo sangre y oro. Silencio en ambos.
Incidencias: Se guardó un minuto de silencio tras terminar
el paseillo por el reciente fallecimiento de el Alguacilillo de
la Plaza, Joaquín Delgado Zulueta. Saludaron en banderillas
tras parear al segundo de la tarde: Alcalareño y Julio
López. |
1
Enrique Ponce |
2
lote ... |
3
imposible |
4
El Cid |
5
buen toro de .. |
6
poca transmisión |
7
lo mejor posible |
8
cortó una oreja |
9
Sebastián Castella |
10
los toreros por encima |
11
de los toros |
Mientras en la Maestranza asistíamos a una pésima
corrida de Zalduendo, Talavante se consagraba en Madrid tras una
faena escalofriante al último manso de El Puerto de San Lorenzo.
¿Pero qué sucedió en Sevilla para que ni Ponce
ni Castella dieran una vuelta al ruedo? Pues muy sencillo que los
toros se pararon desde el minuto cero. Esto es lo único que
no debió ocurrir y ocurrió sin remediarlo nadie. El
honor de este glorioso día sevillano lo salvó uno
de los nuestros llamado Manuel Jesús El Cid. Pero creánme
ni El Cid con su portentosa diestra con dos series largas y profundas,
al mejor de la tarde y también con algún natural suelto,
nos libró de estupor de la tarde. Fernando Domecq Solís,
nos regaló desde Moheda de Zalduendo una corrida infumable
carente de clase y no menos de casta, pues muchos de sus toros renegaron
de los caballos y más todavía del tesón del
valenciano que a punto estuvo de ser abroncado por no abreviar en
su última faena. Pero vayamos por partes. |
Enrique Ponce al primero un toro tan escaso de movilidad como de
clase lo torea como puede a media altura. Pincha en espadas siguiendo
la tradición en este escenario. En el segundo de su lote,
un manso de libro que se defiende pegando coces lo ahorma con doblones
toreros por bajo. Enrique exprime, rasca y estruja al toro hasta
sacar de él petróleo iraní. Dos circulares
por la espalda arañan in extremis la embestida, casi suspiro
casi agonía, del burel acobardado en tablas.
El Cid no perdona y al toro de nombre Insulso que precisamente tuvo
de todo menos el nombre que no le hizo justicia, le realiza una
faena medida y acompasada desde el capote. Por cierto Castella más
conservador en esta tarde que en otras anteriores, es precisamente
con este toro de El Cid cuando realiza un tercio de quites por chicuelinas
ajustadísimo hasta decir basta. Replica El Cid de manera
aseada con delantales. Pronto llegan dos y tres series con la diestra
muy ligadas e inacabables. El toro se viene abajo y el torero también.
Reseño por último tres naturales de cartel que se
unen a las anteriores de manera intermitente. Fin de la faena y
oreja otorgada desde el cariño a un torero que debió
cortar las dos. Con el quinto un toraco de pelo astracanado y escaso
de casta nada que hacer salvo alagar el sentido brindis del torero
al maestro Tejera en su jubilación.
De Castella apuntar, repito, que estuvo demasiado conservador a
pesar de los dos mulos que le tocaron en suerte. Con el primero
bis, parado como el resto de sus hermanos y siempre echando la cara
arriba, nos ofreció el de Beziers un recital de muletazos
sueltos como insípidos que nada nos ayudó atisbar
el fatal desenlace. Finalmente llegó el último, coincidiendo
con las noticias calientes desde Las Ventas. Talavante salía
a hombros y el francés hizo oídos sordos. Madrid venció
a Sevilla en el Domingo de Resurrección. Sebastián
realizó dos pases cambiados por la espalda y bajó
la guardia hasta nueva ocasión. Este toro como la tarde fue
venido a menos y nada tuvo el próximo sábado no habrá
excusas y tendrá a Talavante delante.
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Comentario
Como pueden ver los lectores de Toroimagen, a Dios gracias contamos
con la ayuda un peso pesado en la literatura taurina como es
Ignacio De Cossio. Nos aporta su gran calidad y experiencia
y soluciona al mismo tiempo la carencia literaria de esta página
–eminentemente grafica.
Después de leer la reseña que nos manda Ignacio
solo decir que mejor imposible.
Sin embargo con su permiso me atrevería a añadir
algo más.
¿Cuál fue la mejor intención de la empresa
en esta tarde? En primer lugar, trajo la ganadería triunfadora
de la temporada anterior (cuatro toros indultados) trae los
mejores toreros posibles, Enrique Ponce un especialista en esta
ganadería y además de un experto en sacar agua
donde no la hay. El Cid, un torero largo y poderoso, y un Sebastián
Castella, la figura actual, para que no les faltara competencia
a ambos.
En resumen un Domingo de Resurrección en Sevilla, un
primoroso día primaveral, unas ilusiones enormes por
parte de todos y unos toros sosos, sin fuerza y sin casta. Justo
lo que se necesitaba para estropear la tarde. Mi Gozo en un
Pozo.
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