TEMPORADA
2010 SEVILLA

TEMPORADA
2005 SEVILLA

Fuera de Abono
 


22 ABRIL JUEVES

TOROS DE "ALCURRUCÉN"


CURRO DÍAZ
MATÍAS TEJELA
RUBÉN PINAR

Por fin una buena tarde con sol y una corrida de lo más aburrida que se recuerda por este lugar.
3/4 de entrada y mansada para olvidar de Alcurrucén.

Curro Diaz, ovación y silencio
Matías Tejela, silencio y silencio
Rubén Pinar, vuelta al ruedo y silencio

Algunas tardes no se sabe qué hacer, o dónde apuntar la cámara.
Perdonen las molestias.



1

2

3

4

5

6

7

8


9


10


11

13

14




DE BOSTEZO EN BOSTEZO.

Antonio Girol www.gentetorera.es

Un bostezo, sostenido y prolongado, de esos que hasta te saltan las lágrimas de tanto estirar la boca. Un bostezo de mastín cortijero. Así ha sido toda la tarde de hoy en La Maestranza. 

No barruntaba bien la cosa nada más  ver los tendidos con calvas de preferia en plena semana de farolillos. Malo. El cartel, tan dispar, no había conseguido atraer ni a los abonados de costumbre, que a buen seguro a esa hora, las seis y media, andarían aun en el Real tras colocar la entrada a algún pariente o amigo.

En los chiqueros esperaba una corrida completa del hierro de Los Lozanos, anunciados por Alcurrucen. Seis toros de bonita lámina y presentación, cinco coloraos y uno negro. Muy en su encaste Núñez.

El único negro de la tarde partió plaza y fue a parar a las manos de Curro Díaz. El linarense entraba en farolillos después del buen sabor de boca que dejase el pasado año en la de Pereda de preferia, paseando una oreja.  Es Díaz un torero de un corte muy del gusto de la afición sevillana que se ha tenido que curtir con encierros muy a contra estilo de su toreo por infinidad de pueblos donde abundan los mastodontes y las garrotas embriagas de clarete. Digo esto porque no logro comprender cómo cuando le surge la oportunidad soñada de lidiar una de Núñez, bonita, bien hecha, en un marco tan incomparable como La Maestranza, en plena semana de farolillos, no le hierve la sangre y sale a dar ese do de pecho que se le presupone, después de lo que ha tenido que matar en sus inicios, cuando abría y cerraba las temporadas vistiendo una o dos tardes el chispeantes entre talanqueras y pilones de piedra.

Con el primero ha estado soso, abúlico, sin dar ese paso para adelante necesario para encelar al animal.  Sólo con ese celo más su innegable arte hubiese bastado para calentar al público. Sin embargo, no sé si contagiado por el frío reinante en la plaza se limitó a dar unas cuantas series sin alma y pegar un estoconazo.

En el cuarto dio la impresión, de inicio, de querer apretar el acelerador. Hubo dos tandas donde surgió ese perfume a torero de galante compostura, capaz de embrujar al espectador en el cimbel de su muleta. Fue un espejismo, ya que aquello duró justo lo que le duró la gasolina al colorao. En cuanto el toro dejó de meter la cara el torero echó la persiana y sanseacabó. Ni un paso más al frente, ni un esfuerzo extras, ni nada más que otro espadazo.

Matías Tejela volvía a Sevilla tras ganarse el año pasado con la de Fuente Ymbro el regreso. Tal vez los dos peores toros le han correspondido al de Alcalá…de Henares. Su primero echaba siempre las manos por delante, en claro síntoma de escasez de fuerzas y cuando se sentía obligado rápidamente tiraba un cabezazo por encima del palillo. 

El quinto era una pintura. Berrendo en colorao, carifosco, calcetero. Digno de ver. Con el hierro de El Cortijillo tienen Los Lozanos, al menos que yo sepa, dos más de este pelo, que da la casualidad de que son gemelos. Ojalá aquéllos cuando se lidien tengan más motor y raza que el primo que hoy ha viajado a Sevilla. Reservón, atornillado al piso que dirían en América, no queriendo embestir más allá que en arreones, con el que Tejela no se ha sentido a gusto en ningún momento.  Claro, ocurre que en esta feria ha habido un torero (José María Manzanares) que ha dejado el listón muy alto en cuanto a compromiso y dar el paso al frente, y la afición mide a todos con la vara del manzano. Viendo lo que hizo el otro día el alicantino se exige que los del segundo vagón hagan al menos lo mismo, sino más. Y hoy Tejela no ha dado ese paso al frente, aunque en cada mirada del toro lleve escrita la palabra hule en la retina.

De tanto bostezar ha habido un momento en que los quijadas, adoloridas, se han cerrado para tomarse un descanso. Ocurrió en el tercero. Un animal con más son que sus hermanos y con el que Rubén Pinar ha sumado un nuevo punto en Sevilla. En este toro se ha podido apreciar que la mano de Santiago López va dando forma a un torero que no hace tanto tiempo estaba muy embastecido. Ahora, afortunadamente, va puliendo sus formas, lo cual sumado a las tremendas ganas del tobarrés le hacen estar en el camino adecuado. Si hubiese matado mejor le hubiesen pedido la oreja. Pero la espada cayó delantera y con el verduguillo devino un auténtico mitin. Con la osadía que caracteriza a los jóvenes y la falta de criterio del respetable se aventuró a dar una vuelta al ruedo, que hubiese sido merecida si con la cruceta hubiese andado más diligente.

En el sexto puso empeño, ganas y esfuerzo ante un toro con un viaje cortísimo y que tenía el defecto de echar la cara arriba. Rubén acortó las distancias y le aguantó hasta que el toro dijo basta. Volvió a matar mal.