TEMPORADA
2005 SEVILLA

                 


27 ABRIL MIÉRCOLES

TOROS DE ALCURRUCÉN

OLIVA SOTO
RUBÉN PINAR
MIGUEL TENDERO




Tarde de sol y calor. 8.000 espectadores 2/3 del aforo.
Toros de Alcurrucén bien presentados, mansos todos excepto el 4º que era medio-manso.

Oliva Soto, silencio y ovación
Rubén Pinar, silencio y palmas
Miguel Tendero, silencio y silencio


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Tragar con agua.

Se dice por ahí que lo peor que le puede pasar a un ganadero es haber encerrado a todos los toros malos de la casa para la misma corrida. Puede ser. A lo anterior, había que añadir que lo peor que le puede pasar a un aficionado es que se hayan dado tres tardes presentando el folleto completo de la mansedumbre y que de pronto, aparezca un toro con lo necesario para cambiar el discurso de la feria, cerrando a final de cuentas con que el tiro de mulitas lo arrastré llevándose al otro mundo sus virtudes casi intactas.

Los de Alcurrucén vinieron a Sevilla a la tercera de feria valiéndoles un pepino que eran presentados en uno de los escenarios más importantes del mundo y sin duda, en el de mayor sentimiento taurino. Tampoco quisieron saber nada de toreros, prestigio de la divisa, ni de siglos de casta aquilatándose en las venas de los toros bravos. Ellos a lo suyo, una mansedumbre desesperante, arreones de vocación desagradecida, debilidad en los remos, y por si faltara, otro con la vista reparada.

La corrida transcurrió por cauces nada halagüeños y hubiera sido olvidada sin pena ni gloria, si a Oliva Soto no le cae el infortunio de la maldición gitana: Ojalá y te salga un toro bravo. Quien sacó el papelito del sombrero le trajo a “Cariñoso”. Un magnífico merengue de los que vienen acompañados de la furgoneta Mercedes Benz, fama, mujeres, el cortijo, una cuenta en el banco muy gorda y el título de figura. Este del descalabro fue corrido en cuarto turno. Oasis de casta en el desierto de la pobre ralea. Al punto, saludo capotero sin grandes entusiasmos. En la pica castigo con una dureza que no mermó su toreabilidad y en la muleta faena de escaza intensidad a pesar de que el de Alcurrucén era claro, fijo, de embestida humillada y muy obediente al toque. Para colmo, además de que no estuvo sereno y templado ante un bravo que se comía la muleta, el calé petardeó con la espa’a.

En la tercera de feria en Sevilla perdimos todos: Oliva Soto se quedó sin la gloria y por el contrario, a su espuerta han ido a dar las fuertes recriminaciones de los enterados. Rubén Pinar y Miguel Tendero no tuvieron ninguna opción. Por su parte, los ganaderos no disfrutaron la estampa del diestro paseando las orejas del ejemplar que salvó al encierro. Nosotros, los aficionados, tuvimos que tragar con agua habiendo salido tan bueno el vino.

Correo electrónico: textosjal@hotmail.com

 

 

TOROS DE ALCURRUCEN

Crónica de Diego U.T.A.A.

Otra tarde que ha sido fiel reflejo de la situación actual de la fiesta. Aún a pesar que nos cuelguen la etiqueta de agoreros y derrotistas, que más quisiéramos que todas las tardes fueran plenas de arte y emoción, pero hay que estar con los pies en el suelo y la triste realidad es que una y otra vez falla el toro, y si en contadas ocasiones sale por chiqueros el toro encastado y bravo, en contadas ocasiones encuentra un torero capaz de poder afrontar tal papeleta.

Alcurrucen. Encaste Nuñez. Otrora apetecido por las figuras. En Sevilla con animales bien presentados se anuncia con toreros jóvenes, aspirantes a subir en el escalafón. Ofrecen una tarde lamentable con toros nulos de casta, unos huyendo de los engaños, otros con medias embestidas, otros acomentiendo en vez de embestir con clase. En fin con todos ingredientes para ofrecer otro argumento más a los abonados que se dieron de baja o están pensando desertar de las plazas.

Desde UTAA-SEVILLA insistimos en recuperar la denostada suerte de varas. Otra tarde más se ofrece un espectáculo en esta fase de la lidia que se parece más a la obligación del lidiador de solventar un trámite, que de mostrar la bravura o presunta bravura del toro ante el caballo.

Se pica en terrenos poco adecuados. Se pone el toro en suerte superando la raya de menor diámetro. Los toreros arropan al caballo y los capotes no dejan de moverse.

Y si un toro sale manso y rehuye a la suerte, el reglamento ofrece la posibilidad de cerrarlo para taparle la salida y picarlo en terrenos del 3, cosa que Oliva Soto no hizo, ni nadie de la autoridad se lo indicó. La ley del mínimo esfuerzo. Me llevo el toro a la puerta de cuadrillas y a favor de querencia me quito el trámite de encima. Superior, señor Oliva Soto. Que por cierto pudo estar mejor en el cuarto, único medio potable del encierro, pero al que no entendió y solamente la tercera tanda de derechazos tuvo atisbos de cierta calidad.

El resto de la corrida para olvidar y bastante hicieron Pinar y Tendero con estar delante de los mansos de Alcurrucen.