23 SEPTIEMBRE VIERNES
TOROS DE D JOSÉ LUIS PEREDA "LA DEHESILLA"
IVÁN FANDIÑO
DAVID MORA
ESAU FERNÁNDEZ |
Tarde de sol a plomo, 7000 espectadores
Toros de José Luis Pereda (La Dehesa) bien presentados, nobles y sin casta, el segundo el mejor.
Iván Fandiño, silencio y ovación
David Mora, ovación y silencio
Esau Fernández, palmas y palmas |
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Aburrimiento otoñal en la Maestranza
La primera de San Miguel traía al aficionado a la plaza un poco motivado por ser una corrida con alicientes suficientes como para justificar que en Sevilla podía ver un cartel para aficionados. Pues quedó acreditado que en Sevilla hay poco aficionados a tenor la escasa media entrada que existía en la plaza.
Las reses de Pereda-La Dehesilla no dieron el juego esperado, y sólo 2º, 5º y 6º tuvieron algún interés. Descastamiento total, y sin sangre brava en sus venas.
Iván Fandiño con su primer toro estuvo porfión pero la sosedad y poca embestida del animal diluyo la voluntad del diestro vizcaíno. Con el cuarto, otro toro sin raza, que apenas se picó y que desarrollo mansedumbre en banderillas. En la muleta tuvo transmisión cuando Fandiño se la dejo puesta y lo llevó muy toreado. Fueron dos series muy firmes y con la planta muy asentada en el ruedo lo que despertó a la gente..y a la música. El toro se apagaba y Fandiño tiró de cercanías, y de alardes con manoletinas muy ajustadas para cerrar la faena. Tras un pinchazo y estocada algo caída se le ovacionó.
David Mora templó con cadencia y gusto a la verónica las nobles embestidas de su primer oponente. Apretó el toro en varas, y en la muleta obedecía a los toques con ligera eficacia, pero el viento y la distancia deseada que olvidó el torero aplicar, dieron al traste con la faena. Momentos aislados de toreo con clase de Mora, que no despegó por esos condicionantes. Eso sí, recetó una buena estocada, y por ello se le ovacionó con fuerza. Recibió a su segundo oponente de unas acompasadas verónicas que tuvieron clase y gusto, y que fueron rematadas con dos exquisitas medias. Poco o nada le ayudo el descastado animal en la muleta, con embestidas que no alentaban al desafío de la siempre exigente bravura.
Esaú Fernández recibió a su oponente de una portagayola, y lidió y dio muerte a un soso y descastado toro de Pereda que solamente se entregó en la muerte. Esaú estuvo pesado y algo vulgar con la muleta, y solamente la estocada fue digna de recordar.
Con el último, repitió planteamientos, y recibió con voluntad toro a portagayola. En la muleta evidencio que el toro estaba falto de casta, y solo en algunos momentos ligó con cierto criterio varias tandas con poder. Esaú no aprovecho el momento "dulce" del toro, y el animal cantó la gallina y todo quedó en nada. Con la espada mal.
Pérez Alarcón
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