Sevilla. Jueves, 10 de abril de 2008. 12ª corrida de toros
de feria. Cartel: Seis toros de Alcurrucén, para Salvador
Vega, Salvador Cortés y Daniel Luque, que debía hacer
su presentación como matador de toros. DESACATO
A LA FIESTA
Don Antonio Pulido Plaza, comisario de policía y presidente
de la Real Maestranza de Sevilla, debe ser destituido ipso facto
de su cargo presidencial y no sé si de su función
policial, dado que su autoritarismo trasnochado es absolutamente
contrario a las reglas éticas que se presuponen de obligado
cumplimiento en un democrático Estado de derecho. El espectáculo
que montó por su cuenta esta tarde en el coso sevillano,
amén de patético, es absolutamente intolerable y
evoca situaciones de un tiempo afortunadamente superado.
No se puede tratar más vejatoriamente a los toreros ni
con mayor desprecio ni con peor arrogancia. Acordó con
ellos aplazar el inicio de la corrida media hora para ver como
evolucionaba la meteorología y el estado del ruedo y, no
habían pasado más de diez minutos, cuando, sin consultar
con los matadores, decidió unilateralmente suspender la
corrida. Y se quitó de en medio.
Se opusieron éstos a que saliera la pizarra anunciando
la suspensión, cerrando el paso a quien la portaba y hasta
borrando lo escrito en ella, pero cometieron el error de acceder
a subir al despacho de la Presidencia requeridos por el delegado
gubernativo, aunque lo hicieran bajo la promesa de que la tablilla
de suspensión no saldría en su ausencia. Pecaron
de ingenuos, pues, mientras ellos subían para, a la postre,
no ser recibidos, la tablilla salió, con una escolta policial
tan ostentosa como innecesaria. Ante el engaño, se fueron
los matadores hasta el centro del ruedo para hacerle saber al
público que no eran ellos los causantes de la suspensión.
Y aquí hubo otro desacato a la Fiesta y a los toreros,
al ser éstos amenazados con ser detenidos por las fuerzas
de orden público, que hicieron una lamentable aparición
por la puerta de cuadrillas impidiendo a los banderilleros ir
a unirse con sus matadores. Menos mal que alguien, con un mínimo
de sensatez, percibiría el ridículo que estaban
haciendo y ordenaría o aconsejaría que desaparecieran.
Así lo hicieron, pero sin evitar la lamentable imagen que
ya se había dado.
Para desgracia del presidente, la meteorología pareció
dar la razón a los toreros. Y la empresa también,
ya que, por las palabras de Eduardo Canorea, ésta aceptaba
sin paliativos la decisión de los diestros.
Todo eso está muy bien, pero uno es ya perro viejo en estas
lides y le cuesta creer que un presidente, por autoritario y fantasmón
que pueda ser, se permita el lujo de suspender una corrida a contra
corriente de todo el mundo. Soy mal pensado, qué le vamos
a hacer; pero me huelo que aquí hay algo más que
la arbitraria decisión de una persona…
Lo cierto es que, un día más, Sevilla se quedó
sin toros, que los toreros fueron postergados y ninguneados (Por
cierto, una pregunta: ¿Se hubiera atrevido el señor
Pulido a dar el mismo trato a tres figuras del toreo?... Yo creo
que no) y que la Feria, con lo que está “lloviendo”,
comienza a estar bajo serias sospechas.
Al final, creo que José Tomás acertó en no
venir.
Santi Ortiz
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