Pues eso es lo que le pasa por ejemplo a Pepe
Moral. Que está preparado para pasar al escalafón
de matadores y ya empieza a repetirse en el ruedo esperando que
le salga un novillo que lo vuelva a relanzar. Ya no arriesga como
al principio, ya esta más a la expectativa de otras circunstancias,
mientras, el tiempo va pasando.
Su primer novillo era malo sin paliativos pero el tampoco estuvo
a la altura, no lo intentó con la capa, basó todo
en la derecha sin siquiera probar con la izquierda, y lo mató
mal sin entregarse.
En el segundo la misma historia, mal toro, planteamiento voluntarioso
y mal resultado con la espada.
Este muchacho, o se vuelve a rementalizar, o toma la alternativa
mañana mismo.
Todo lo anterior vale perfectamente para José
Carlos Venegas también, de acuerdo que no tuvo buenos novillos,
de acuerdo que deja los pies en el sitio, pero también
es verdad que no hemos visto ningún cambio en el en los
últimos dos años. Tuvo un segundo novillo exigente
y con chispa pero noble en grado sumo y no lo entendió
en absoluto. Parece que fue ayer, pero ya hace tres años,
que quedó triunfador de las novilladas sin caballos en
esta misma plaza.
Rubén Pinar hace tiempo que suena y hoy
sorprendió gratamente a los que no le conocían.
Sus novillos no fueron mejores ni peores que los de sus compañeros
y sin embargo cortó una oreja y estuvo a punto de cortar
otra si no falla al descabello.
Peleó sus dos oponentes con la voluntad imprescindible
de querer ser, tuvo cabeza y oficio y por ello fue el triunfador
de la tarde.
Lo lleva un veterano en esto de los apoderamientos
de novilleros con futuro – Santiago López- y no creo
que deje que se le pase el arroz.